Elegir el corte y el peinado adecuados después de los 40 años puede marcar una gran diferencia para realzar el rostro y mantener un look joven y sofisticado.
El objetivo es siempre realzar la propia personalidad, optando por estilos que aporten frescura, movimiento y luminosidad, teniendo en cuenta los cambios naturales del cabello relacionados con la edad. ¿Cómo lograrlo? Aquí te presentamos los consejos de expertos recopilados en la web.
Con el paso de los años, el cabello experimenta modificaciones: la producción de queratina y sebo disminuye, lo que hace que la fibra capilar sea más fina, frágil y seca. También se observa una pérdida de elasticidad y luminosidad, además de un posible adelgazamiento o debilitamiento. Factores como los desequilibrios hormonales, el estrés y la alimentación influyen en la salud del cabello, haciendo que un cuidado específico sea fundamental. No menos importante, y una gran preocupación para muchos, es la aparición de las canas, que lleva a la elección de teñirlas o realzarlas.
Para un look moderno y favorecedor, los cortes medios y cortos suelen ser la mejor opción:
Long bob: Versátil y elegante, justo por encima o por debajo de los hombros, aporta frescura y realza las facciones.
Los peinados ideales después de los 40 años son aquellos que aportan ligereza y elegancia, sin recargar las facciones. Se prefieren los estilos suaves que rejuvenecen el rostro:
Ondas y rizos suaves: Aportan movimiento y un aspecto sofisticado y más joven.
Coletas: Tanto altas como bajas, son prácticas y chic.
Es absolutamente posible mantener el cabello largo después de los 40 años, siempre y cuando esté bien cuidado y realzado. La clave es optar por capas ligeras que aporten movimiento y volumen, evitando un look demasiado pesado o plano. Las capas deben enmarcar el rostro para suavizar sus facciones. Para la textura, se recomiendan ondas suaves o rizos ligeros para un efecto natural y sofisticado, mientras que un liso demasiado rígido podría resultar menos favorecedor.
La elección del color, por último, debe buscar iluminar el rostro y armonizar con el tono de piel. Se prefieren las tonalidades suaves y naturales:
Tonos cálidos: Castaño dorado, caramelo, rubio miel, ideales para iluminar el rostro.
Tonos fríos: Rubio ceniza o castaño frío, siempre que no sean demasiado oscuros para evitar un efecto endurecedor.
Para el cabello oscuro, es mejor optar por reflejos más suaves y ligeros que aporten profundidad.
Quienes tienen canas pueden elegir realzarlas con tonalidades plateadas o platino, u optar por coloraciones tono sobre tono para una transición gradual.
El balayage y las aclaraciones ligeras son excelentes soluciones para un efecto natural y luminoso con poco mantenimiento.
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