Suave por fuera, cremoso por dentro, intensamente chocolatoso. Pero sin mantequilla, sin azúcar blanco y sin remordimientos.
Después de una semana comiendo de forma saludable, sintiéndote mejor y cumpliendo tus buenos propósitos, el domingo es ese día en el que apetece darse un capricho. Pero ¿por qué estropearlo todo con un postre pesado, lleno de mantequilla y azúcares? Este pastelito es la <strong»>solución inteligente: tiene toda la tentación de un coulant de chocolate, pero con ingredientes equilibrados, pensados para quienes quieren disfrutar sin renunciar a su progreso.
La base es chocolate negro al 70 %, rico en antioxidantes y perfecto para satisfacer el deseo de dulce de una forma más “adulta”. En lugar de mantequilla, lleva una cucharada de aceite ligero, y como endulzante puedes usar eritritol, miel o simplemente el dulzor natural del chocolate. Se prepara en pocos minutos y se hornea justo el tiempo necesario para obtener un interior aterciopelado y fluido, ideal para disfrutarlo todavía caliente.
Es el clásico dulce de “final de comida” que sorprende a todos, incluso si estás a dieta. Sírvelo con una cucharadita de yogur griego o crema ligera de ricotta para equilibrar el sabor intenso, o disfrútalo solo con un poco de cacao puro en polvo. Nadie creerá que es un postre ligero.
Para 2 pastelitos (molde de aluminio o ramequines de 8 cm)
50 g de chocolate negro al 70 %
1 huevo entero
1 cucharada de eritritol o 1 cucharadita de miel (opcional)
1 cucharada de aceite de semillas (o de oliva suave)
1 cucharada de harina integral o de avena
Una pizca de sal
Vainilla natural o ralladura de naranja (opcional)
Derrite el chocolate al baño maría o en el microondas a baja potencia, removiendo cada 15 segundos.
En un bol, bate el huevo con el eritritol o la miel hasta que esté ligeramente espumoso.
Añade el aceite, la pizca de sal y, si lo deseas, la vainilla o la ralladura de naranja.
Incorpora el chocolate fundido y mezcla bien. Añade la harina y remueve hasta obtener una masa homogénea.
Vierte la mezcla en dos moldes ligeramente engrasados o forrados con papel de horno.
Hornea en horno estático precalentado a 180 °C durante 10-12 minutos. El borde debe quedar firme, pero el centro aún blando.
Puedes usar chocolate al 85 % para un sabor más intenso, o colocar en el centro un cuadradito extra de chocolate para un corazón aún más fundente. Para una versión vegana, sustituye el huevo por 1 cucharada de lino molido y 3 cucharadas de agua, y usa chocolate sin lactosa. Si no tienes moldes, utiliza cápsulas de silicona o pequeños vasitos de horno.
No cuezas demasiado el pastelito: bastan unos minutos más de horno para convertirlo en un muffin seco. No uses chocolate de baja calidad: es el ingrediente principal y marca toda la diferencia. Y cuidado con los endulzantes: el buen chocolate ya es naturalmente agradable, así que no exageres.
Unas 180-200 kcal por ración, según el tipo de chocolate y endulzante utilizado.
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