Un plato que sorprende: cremoso, aromático, con ingredientes sencillos y un sabor digno de alta cocina. Ligero, pero con personalidad.
Cuando por la noche tienes ganas de algo que te mime sin pesarte, pero no quieres renunciar al placer de un plato bien pensado, esta es la sopa perfecta. La crema de hinojo, manzana verde y jengibre combina la dulzura del hinojo con la frescura ácida de la manzana y el calor aromático del jengibre, creando un equilibrio único, delicado pero inolvidable.
Es la demostración de que incluso una simple sopa puede volverse refinada, elegante e incluso escenográfica, si se acompaña con un topping bien pensado. En este caso: una cucharadita de yogur griego cremoso, unas avellanas tostadas para el crujiente y, si quieres, un buen hilo de aceite en crudo. ¿El resultado? Un plato ligero, digestivo, detox, pero con alma de restaurante estrellado.
No hace falta nata ni patatas. Solo verduras, fruta y algunas especias. El hinojo se vuelve naturalmente aterciopelado al triturarlo, y el yogur griego añade cremosidad sin hacerlo pesado. La manzana verde aporta un toque inesperado que refresca el paladar, mientras que el jengibre calienta y estimula la digestión: perfecto para la noche. Es la típica receta que te hace sentir bien, sin sacrificar el sabor.
Para 2 raciones abundantes
2 hinojos medianos (solo la parte blanca)
1 manzana verde (tipo Granny Smith)
1 trocito de jengibre fresco (unos 2 cm)
½ cebolla blanca
400 ml de caldo vegetal ligero
1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta al gusto
Para el topping
2 cucharaditas de yogur griego natural
1 cucharada de avellanas tostadas
Perejil fresco o cebollino (opcional)
Lava los hinojos, córtalos en trozos y resérvalos. Pela la manzana, quítale el corazón y córtala en cubitos.
En una cazuela, sofríe la cebolla picada finamente con el aceite y el jengibre rallado.
Añade los hinojos y la manzana, mezcla bien durante unos minutos.
Vierte el caldo vegetal hasta cubrir las verduras y deja cocer a fuego medio unos 20 minutos, hasta que todo esté tierno.
Tritura con una batidora de mano hasta obtener una crema lisa y aterciopelada. Ajusta de sal y pimienta.
Sirve en cuencos, añade una cucharadita de yogur griego, unas avellanas picadas y, si quieres, hierbas frescas.
Puedes sustituir la manzana verde por una pera poco madura, para un sabor más dulce y redondo. Si quieres un toque cítrico, añade ralladura de limón al final. Para hacerla aún más completa, puedes incorporar un huevo duro partido a la mitad o algunos langostinos salteados, para una versión gourmet con proteínas. Se conserva bien en la nevera hasta 2 días, y está deliciosa también a temperatura ambiente.
No abuses del jengibre: debe aromatizar, no tapar todo. No uses manzana demasiado madura o harinosa, porque alteraría la consistencia de la crema. Y no te saltes el paso del sofrito inicial: cebolla y jengibre deben pocharse suavemente, no quemarse, para mantener la delicadeza del plato.
Unas 180-200 kcal por ración, incluyendo el topping.
Hay algo raro en la presencia escénica de Maribel Verdú: un encanto que no grita,…
Cuando bajan las temperaturas, no solo el abrigo marca la diferencia: también lo que comes…
A veces, el secreto para dormir bien no está en un suplemento ni en una…
A sus sesenta años, Demi Moore sigue sorprendiendo por su forma física impecable y la…
Un plato de la tradición castellana que sorprende por su sencillez y originalidad, perfecto para…
Acostumbrado a interpretar a Thor, el dios del trueno, Chris Hemsworth se ha convertido con…