Pese a tener fama de ser un alimento saludable y ligero, la OCU advierte sobre los matices negativos del jamón cocido.
Asociamos al jamón cocido con la idea de un alimento ligero y de fácil digestión, perfecto para incluir en dietas de adelgazamiento o cuando se sufre algún tipo de trastorno intestinal como la diarrea. Sin embargo, también cuenta con algún que otro matiz negativo a tener en cuenta, que quizás desconocías.
La Organización de Consumidores (OCU) comunicó a través de un informe que los jamones cocidos que solemos encontrarnos en el mercado son productos cárnicos procesados con un alto contenido en sal, agua y aditivos, con menos carne de lo esperado. Incluso aquellos que cuentan con la certificación de ‘calidad extra’, por su elevado volumen de carne, llevan mucha sal. Así pues, si sufrimos de hipertensión o, simplemente, queremos controlar el exceso de sal, conviene no abusar de él.
La OCU tomó de muestra 25 de jamones cocidos de categoría extra, la de mayor calidad. Y en 24 de ellos se observó un contenido de sal superior a los 1,25 gramos por 100 gramos de jamón. Una cantidad a partir de la cual la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) considera alta. Las Delizias al corte de Noel, que tiene 1,05 gramos, son la excepción. Eso sí, es uno de los jamones cocidos extra más caros (18,82 euros/kg).
Cabe recordar que este alimento se elabora con piezas de carne de la pata trasera del cerdo, que son sometidas a una cocción y adición de salmuera, y que existen tres categorías. El fiambre, la categoría más baja, puesto que se le permite llevar almidones para sustituir a la carne y retener agua; el jamón cocido normal, anteriormente conocido como “primera categoría”, que puede contener hasta un 1% de proteínas añadidas y un mayor contenido de azúcares; y el ya mencionado jamón cocido de categoría extra al que no se le permite llevar almidones, ni proteínas añadidas y el contenido de azúcar está limitado.
Pese a su exceso de sal, se recomienda la elección de la categoría extra porque contiene más carne (entre un 82% y un 98%). No obstante, su consumo debería ser esporádico; y ya no solo por su alto contenido en sal. Tal y como señala la OCU, es un cárnico procesado y, como tal, aumenta el riesgo de cáncer colorrectal. Su ingesta no es conveniente en niños menores de un año por su contenido en nitritos. Siempre es preferible alternativas como lácteos o fruta en las meriendas y desayunos.
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