Sin azúcar, sin huevos y con toda la dulzura de la fruta cocida: el postre cremoso que puedes disfrutar incluso a dieta.
No todos los postres ligeros logran satisfacer el deseo de algo “de verdad”. A menudo son demasiado secos, demasiado ácidos o simplemente aburridos. Pero este flan lo cambia todo. Es cremoso como un crème caramel, pero sin huevos, sin azúcar y con poquísimos ingredientes. Una base de ricotta magra, fruta cocida endulzada de forma natural y un toque de canela bastan para crear un postre que parece salido de una pastelería, pero que puedes permitirte al final de una comida sin arruinar la dieta.
Es perfecto en verano, cuando apetece algo fresco pero no helado, o como postre “de mimo” que no deja sensación de culpa. Se prepara en pocos minutos, se cocina lentamente en horno o al baño maría y se disfruta frío. Un postre de cuchara que gusta a todos, incluso a quienes no suelen amar las versiones “fit”.
Este flan nace de la idea de recrear un postre de cuchara agradable, envolvente y sencillo, usando solo ingredientes naturales y ligeros. En lugar del azúcar, está la dulzura natural de la fruta cocida (manzana o pera son perfectas), mientras que la ricotta magra aporta cremosidad sin resultar pesada. Se cocina en el horno a baja temperatura, como un pudin clásico, pero el resultado es mucho más delicado: se deshace en la boca, tiene un aroma suave y una textura aterciopelada. Es el tipo de postre que puedes servir en la cena, a los invitados, incluso estando a dieta. Y nadie pensará que es light.
(para 2 flanes individuales)
200 g de ricotta magra
1 fruta madura cocida (ej. 1 pera o 1 manzana mediana)
1 cucharadita de eritritol, stevia o miel (opcional, al gusto)
Una pizca de canela
Unas gotas de zumo de limón
Vainilla natural (opcional)
Cuece la fruta pelada y troceada en un cazo con una cucharada de agua, un poco de zumo de limón y la canela. Cocina a fuego bajo hasta que esté blanda (unos 10 minutos).
Tritura la fruta cocida hasta obtener un puré fino.
En un bol, mezcla el puré con la ricotta tamizada, remueve bien y añade, si lo deseas, un endulzante a tu gusto.
Vierte la mezcla en dos moldes de flan ligeramente engrasados o forrados con papel de horno.
Hornea al baño maría en horno estático a 160 °C durante 35-40 minutos. Debe quedar firme pero cremoso.
Deja enfriar por completo y refrigera al menos 2 horas antes de servir.
Puedes decorar con ralladura de limón, canela o rodajas de fruta fresca.
Puedes sustituir la ricotta por yogur griego para una versión aún más ligera, o usar albaricoques cocidos, ciruelas o plátano maduro para variar la dulzura. Añadiendo una cucharadita de cacao puro en polvo obtendrás una versión “chocolatosa” pero siempre sin azúcar. Para una textura más de pudin, añade una pizca de maicena.
No lo hornees a temperatura demasiado alta: corres el riesgo de secar el flan. La cocción al baño maría mantiene la cremosidad. No uses fruta verde: debe estar bien madura para aportar dulzura natural. Si usas ricotta envasada, mejor tamizarla para evitar grumos. Y nunca lo sirvas caliente: se disfruta frío, tras unas horas en la nevera.
Unas 120-140 kcal, según la fruta elegida y el tipo de endulzante.
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