El dolor de espalda es una de las molestias más comunes con el paso de los años. Te enseñamos a mitigarlo de una vez por todas con estos sencillos consejos
El dolor de espalda es una de las molestias más típicas que existen y una de las que con más frecuencia nos hace acudir al médico o a una farmacia en busca de ayuda. Muchas veces su aparición puede deberse a un ejercicio mal realizado en nuestra rutina de entrenamiento, a una mala postura al dormir, a permanecer mucho tiempo de pie o simplemente al transcurso del tiempo, cuando los envites de la edad van haciéndose cada vez más y más difíciles de sortear.
Si eres de los que sufre habitualmente dolor en esta zona, tenemos buenas noticias para ti. Y es que este dolor puede no ser crónico si aplicas algunos de los consejos que te damos a continuación, siempre conociendo a la perfección dónde están tus límites y realizándolos bajo tu propia responsabilidad.
Lo más común a la hora de abordar un problema de espalda son los estiramientos. Conviene que los practiquemos todos los días, preferiblemente nada más levantarnos e inmediatamente antes de irnos a dormir. Entre estos deberían incluirse un estiramiento consistente en tocar las puntas de los pies con las manos, otro en el que nos tumbemos boca abajo y subamos y bajemos la cadera a modo de arco y, finalmente uno en el que, también tumbados boca abajo, dejemos el tren inferior fijo y estiremos el torso hacia arriba hasta notar alivio en las lumbares.
Si estos estiramientos no son suficientes, podemos optar por aplicar calor o frío sobre el punto de dolor. La idea es presionar ligeramente una compresa caliente (termoterapia) o fría (crioterapia) sobre la zona afectada. La efectividad depende directamente de cada persona y su tolerancia a las altas o bajas temperaturas.
Por supuesto, uno de los mejores aliados de los dolores corporales es el ejercicio físico. En el caso de la espalda, podemos probar con realizar algunas flexiones, teniendo sumo cuidado en no doblar las lumbares. Otra de las soluciones podría ser hacer una larga caminata sobre terreno plano.
Finalmente, a veces los dolores físicos son producto de somatizaciones de pensamientos negativos e intrusivos. Para poder repelerlos, podría resultar útil la técnica del mindfulness, gracias a la cual podremos ser plenamente conscientes del momento presente, frenando la actividad del cortisol y disfrutando de los momentos que vivamos.
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