Hacerse unos análisis de sangre parece un gesto sencillo, casi automático. Pides cita, te presentas en ayunas, te hacen la extracción y esperas los resultados.

Pero pocos saben que pequeños hábitos en los días previos pueden alterar completamente los valores, dando la ilusión de problemas que no existen o, peor aún, enmascarando condiciones que sí requieren atención.
No se trata de detalles solo para expertos, sino de información básica que muchas veces nadie te dice. Ni siquiera los médicos, inmersos en la rutina, se detienen a explicar con claridad cómo prepararse correctamente para las pruebas. Y sin embargo, de esos resultados dependen diagnósticos, tratamientos, controles posteriores y, a veces, decisiones importantes para la salud.
Los errores que no debes cometer para no alterar los análisis de sangre
En los tres días previos a los análisis ya es importante suspender los suplementos que contengan biotina, una vitamina presente en muchos productos para el cabello, la piel y las uñas. La biotina interfiere de forma significativa en los valores de TSH y otras hormonas tiroideas, dando la impresión de que la tiroides no funciona bien. Y en realidad se trata solo de una alteración técnica, que puede llevar a diagnósticos erróneos de hipotiroidismo o hipertiroidismo.

La alimentación debe ser lo más regular posible. Sobre todo, nada de atracones ni ayunos repentinos para “prepararse” para la prueba: cualquier exceso puede influir en el colesterol, la glucemia y otros marcadores metabólicos, falseando la interpretación.
El dia anterior
El día anterior a la prueba también es delicado. Los entrenamientos intensos, especialmente con pesas o de alta intensidad, pueden hacer que aumenten las enzimas musculares y la creatinina, dando la impresión de un estado inflamatorio o una sobrecarga renal. Es preferible evitar la actividad física durante las 24 horas anteriores y cenar de forma ligera, idealmente antes de las 20:00, para favorecer una digestión completa antes del ayuno.
Y precisamente el ayuno es uno de los aspectos más subestimados. Presentarse a la prueba tras solo 6-7 horas sin comer puede hacer que la glucemia aparezca más alta de lo normal, simplemente porque el metabolismo aún no ha alcanzado un equilibrio estable. El ayuno correcto es de al menos 10-12 horas, pudiendo beber solo agua.
También el estado emocional y el descanso tienen impacto. Llegar estresado o tras una noche sin dormir puede alterar los niveles de cortisol y otras hormonas relacionadas con el sistema nervioso, modificando la imagen real del equilibrio interno.
Cuando no se siguen estas sencillas indicaciones, el resultado es uno solo: análisis alterados, diagnósticos erróneos y tratamientos innecesarios. A veces se inicia un proceso médico que no hace falta, se toman fármacos para tratar algo que no existe o se ignora un problema real porque los valores parecían normales.
Hacerse un análisis de sangre es un gesto de confianza hacia la medicina. Pero para que funcione, debe hacerse con consciencia. No basta con presentarse en ayunas: hay que prepararse durante los días previos, como si fuera un pequeño ritual de precisión. Solo así el resultado será verdaderamente útil, fiable y capaz de guiar decisiones importantes para nuestra salud. Porque entre un dato real y uno falseado, la diferencia la marcan solo unos pocos gestos, pero fundamentales.