Cómo llegar a Nochevieja sin agotarse antes de medianoche

El 31 amanece con el grupo de WhatsApp vibrando (“¿quién trae las uvas?”, “yo pongo hielo”), la lista de recados en la nevera y esa mezcla de cansancio acumulado de diciembre. La noche promete, pero el día tiene su propia trampa: si lo aceleras, te roba la energía antes de las campanadas.

Mujer cansada en nochevieja
Cómo llegar a Nochevieja sin agotarse antes de medianoche – dieta.com

Piensa en maratón. Lo urgente a primera hora; lo accesorio, que espere. Si trabajas, mete pausas de 5 minutos cada hora: levantarte, abrir la ventana, luz natural en la cara. Si te quedas en casa, reparte tareas: mantel por la mañana, copas por la tarde. El 31 no se gana corriendo, se gana regulando.

Comer sin pesadez, disfrutar sin llegar vacío

Desayuno normal, sin inventos raros; algo de fruta y pan con algo salado funciona. A mediodía, plato sencillo y contundente sin exceso: arroz con verduras y huevo, lentejas ligeras, ensalada templada con pollo. Evita “picar” sin fin: mejor un plato real que subir y bajar de azúcar. A media tarde, una merienda corta te salva de devorar canapés a las nueve. Si tomas café, que el último sea a media tarde para no pelearnos con el sueño. Agua a sorbos durante el día; si hay caldito en la olla, mejor aún.

Si puedes, siesta breve: 15–20 minutos, sin complicarse; la Sociedad Española de Sueño señala que las siestas cortas mejoran la alerta sin dejar resaca de sueño. También sirven microdescansos: tender una lavadora escuchando música, bajar al portal a por pan, una llamada de dos minutos para reírse con tu prima. Son respiraderos.

La presión social en modo silencioso

La noche del 31 arrastra expectativas. Según RTVE, las Campanadas de la Puerta del Sol son cada año uno de los directos más vistos del país; es fácil sentir que “hay que estar a la altura”. Quita peso: pacta tu horario (“llego al brindis y me quedo un rato”), silencia grupos que encienden la FOMO, elige calzado cómodo aunque no luzca en la foto. Ten un plan B de salida: taxi a la 1, metro a la 1:30, vuelta andando con bufanda y calma. Frases útiles para no romper el ambiente: “me apunto al brindis y luego me retiro”, “llego un poco más tarde, guardadme sitio”. Decir “a mi ritmo” también es celebrar.

En muchas casas, las uvas se pelan con paciencia mientras suena de fondo la previa en la tele. A las doce, no hace falta épica: mira a quien esté a tu lado, mastica sin prisa, ríe si te atragantas con la cuarta. Si necesitas aire, la cocina es un refugio clásico; un minuto junto a la ventana te devuelve al cuerpo. Y luego, lo que toque: bailar un rato, fregar dos copas, marcharte a tiempo.

La última noche del año no pide resistencia infinita, sino presencia. Llegar con luz en los ojos vale más que amanecer por inercia. Lo demás – confeti, fotos, brindis –  se ordena solo.

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