Desinflamar vientre y piernas de cara al verano: los únicos suplementos con algo de respaldo científico.

Entre productos milagrosos y promesas vacías, hay quienes buscan una solución concreta para decir adiós a la hinchazón y la pesadez antes de la temporada de verano. Estos son los suplementos que, según los estudios, pueden realmente ayudar (y los que conviene dejar de lado).

A medida que suben las temperaturas, el cuerpo cambia de ritmo: uno se siente más hinchado, se retienen más líquidos y, a menudo, se tiene la sensación de que el vientre y las piernas no colaboran con la dieta. Es normal, pero no por eso hay que resignarse.
El mercado de los suplementos ofrece decenas de soluciones, pero muy pocas cuentan con estudios que las respalden. Aquí encontrarás solo aquellas que, según la ciencia, realmente pueden ayudar si se utilizan de forma adecuada.

Este es el momento más adecuado para tomar suplementos: basta pensar que las ventas entre mayo y septiembre representan la mitad del total anual. Sin embargo, no hay que dejarse engañar por promesas vacías, sino acudir siempre a un médico que sepa indicar cuáles tomar y en qué cantidad, según las necesidades fisiológicas de cada persona.
La frase “en el peor de los casos, no harán nada” ya no es aceptable, porque una toma incorrecta de suplementos (que el cuerpo no necesita) puede causar problemas hepáticos y renales. Así que, mejor no tomárselo a la ligera.

Los suplementos que realmente funcionan (según la ciencia, no según la publicidad)

Antes de empezar, es importante dejar claro que ningún suplemento puede sustituir un estilo de vida saludable. Sin embargo, algunas sustancias, si se toman correctamente, pueden mejorar ciertos síntomas relacionados con la retención de líquidos, la hinchazón o la mala digestión.
Los que verás a continuación son los pocos que han superado al menos algún tipo de “prueba científica”. No son milagrosos, pero realmente pueden echar una mano.

Algunos ingredientes naturales como el abedul, la cola de caballo y el ortosifón están entre los más utilizados en los productos drenantes. Tienen una acción diurética suave, útil para combatir la retención de líquidos y aligerar las piernas, especialmente si se bebe mucha agua a lo largo del día.

Según un estudio publicado en PubMed, el extracto de Orthosiphon stamineus mostró un aumento de la diuresis en ratas, lo que confirma su posible uso también en suplementos para humanos (PubMed ID: 10353162).

También el magnesio y el potasio desempeñan un papel importante. En verano, la sudoración y el cansancio pueden reducir sus niveles, provocando fatiga muscular y sensación de pesadez. Su suplementación puede ayudar a restablecer el equilibrio electrolítico.

Algunas investigaciones, como las recogidas en EatingWell y otros portales de salud reconocidos, destacan la importancia del magnesio para prevenir calambres y fatiga, especialmente en personas que practican deporte o siguen una dieta hipocalórica.

Luego están los probióticos, que no tienen nada que ver con la retención de líquidos, pero pueden ayudar a deshinchar el abdomen desde otro enfoque. Algunas cepas, como Lactobacillus plantarum y Bifidobacterium infantis, son eficaces para reducir la hinchazón intestinal provocada por desequilibrios en la flora bacteriana.

Una revisión publicada en PMC señaló que estos probióticos mejoran los síntomas del colon irritable, incluida la hinchazón abdominal, después de algunas semanas de consumo regular (PMC10651259).

La bromelina, la enzima extraída de la piña, se recomienda a menudo por su acción digestiva y antiinflamatoria. No es un verdadero drenante, pero puede ayudar a sentirse más ligero, especialmente después de las comidas.

Un estudio publicado en MDPI analizó el efecto de la bromelina sobre la digestión de las proteínas, con resultados positivos en cuanto a la absorción de nutrientes y la reducción de la hinchazón después de las comidas (MDPI 2024).

Cuidado, en cambio, con los productos que prometen milagros. Muchos suplementos “quemagrasas” o “detox en 3 días” están llenos de sustancias irritantes o diuréticas demasiado fuertes. No ayudan realmente a deshincharse, sino que solo hacen perder agua de forma desequilibrada.

En algunos casos incluso pueden empeorar la retención de líquidos o provocar efectos secundarios como calambres, deshidratación y estreñimiento. Y lo más importante: no cuentan con ninguna evidencia científica creíble que los respalde.