Suave, cálido, aromático y con un toque crujiente que conquista: es el primer plato otoñal que sorprende por su ligereza y sabor.

En otoño regresa el deseo de sabores envolventes, pero sin caer en platos demasiado pesados o predecibles. Este es el plato que preparo cuando quiero algo refinado pero sencillo, con ingredientes de temporada y equilibrados. La crema de calabaza y puerros, dulce y aterciopelada, combina perfectamente con la robiola, que aporta un punto de acidez fresca y cremosa, mientras que las avellanas tostadas encima regalan esa nota crujiente y rústica que lo hace todo más interesante.
Es un primer plato que no parece en absoluto “light”, pero en realidad no lleva ni mantequilla ni nata, es rico en fibra y perfecto incluso para una cena elegante o un almuerzo de domingo. Puedes servirlo en versión sencilla o emplatarlo como un pequeño capolavoro: es uno de esos platos que parecen salidos de un bistrot parisino pero que puedes preparar en 25 minutos en tu casa.
Un primer plato cremoso y aromático, listo en 25 minutos
Este plato aprovecha lo mejor de la temporada: la calabaza, reina del otoño, el puerro, más delicado que la cebolla, y un queso fresco como la robiola, que lo une todo sin hacerlo pesado. La elección de la pasta integral lo hace más saciante y completo desde el punto de vista nutricional. Y está tan rico que nadie pensará que estás siguiendo una dieta.

Ingredientes
Para 2 personas
-
160 g de tallarines integrales (también de espelta o avena)
-
250 g de calabaza limpia (delica o butternut)
-
1 puerro (solo la parte blanca)
-
2 cucharadas de robiola fresca (unos 60 g)
-
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
-
1 cucharadita de avellanas tostadas picadas gruesas
-
Sal, pimienta y nuez moscada al gusto
Preparación
-
Corta la calabaza en dados y el puerro en rodajas finas.
-
En una sartén amplia, sofríe el puerro con el aceite durante 2-3 minutos, luego añade la calabaza. Cubre con un poco de agua y deja pochar unos 15 minutos, hasta que esté blanda.
-
Ajusta de sal, pimienta y añade una pizca de nuez moscada. Tritura todo con una batidora de mano hasta obtener una crema lisa.
-
Mientras tanto, cuece los tallarines en agua con sal y escúrrelos al dente.
-
Vierte la crema de calabaza en la sartén, añade la robiola y mezcla bien a fuego bajo hasta que se derrita por completo.
-
Incorpora la pasta y liga con un cucharón del agua de cocción hasta obtener una consistencia cremosa.
-
Sirve en los platos, completa con las avellanas tostadas, un hilo de aceite en crudo y, si quieres, unas hojitas de tomillo o romero.
Consejos y variantes
Puedes usar pasta sin gluten si lo necesitas, o sustituir la robiola por ricotta fresca o queso untable light. Si quieres darle un aire más gourmet, añade un poco de parmesano curado rallado o unas gotas de vinagre balsámico. La calabaza también puede asarse al horno para un sabor más intenso. Si te sobra crema, utilízala para condimentar arroz integral o como base de un risotto.
Atención a estos errores
Evita cocinar demasiado el puerro: debe ablandarse, no dorarse demasiado. La robiola debe añadirse fuera del fuego fuerte o corres el riesgo de que se corte y forme grumos. No tritures la crema cuando esté demasiado caliente, de lo contrario puede perder su textura aterciopelada. Y cuidado con las avellanas: con pocas basta para dar el toque justo sin hacer el plato pesado.
Calorías (estimadas por ración)
Unas 420-450 kcal, completas y equilibradas: carbohidratos de bajo índice, grasas saludables y fibra.