Pasa a menudo, y no tiene nada de raro. Ya has desayunado o acabas de almorzar, pero a media mañana o por la tarde llega esa hambre extraña, que no es real del todo, pero tampoco es solo antojo.

En esos momentos no se trata de resistir a toda costa ni de comer lo primero que encuentras: basta con elegir bien. Un tentempié puede ser una pausa inteligente, sabrosa e incluso beneficiosa, si sacia sin pesar. El secreto está en la calidad y en la combinación: sabor sí, pero con equilibrio.
En muchas zonas de España el desayuno es ligero y la comida llega tarde, a menudo entre las 14:00 y las 15:00. La cena, aún más, puede empezar a las 21:00 o incluso más tarde. Esto significa que el cuerpo necesita una recarga a media mañana (la famosa “media mañana”) y a menudo también por la tarde. Por eso el tentempié es una parte normal e importante del día, y aprender a elegirlo con inteligencia puede marcar la diferencia entre una alimentación desordenada y otra realmente equilibrada.
Los mejores tentempiés según tus preferencias personales
Cada persona tiene una inclinación distinta, y también cuando se trata de picar entre horas, hay quienes prefieren lo salado, quienes no pueden resistirse a algo dulce y quienes necesitan opciones portátiles. La clave está en saber qué te gusta y cómo convertirlo en una pausa saludable.

Si prefieres lo salado (pero ligero)
Quien prefiere lo salado tiene muchas opciones que no arruinan la dieta. Una de mis favoritas es el yogur natural con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y un poco de sal en escamas: puede sonar raro, pero es fresco, ligero y sorprendentemente sabroso. También las verduras crudas con hummus son perfectas para calmar el hambre sin añadir azúcares ni harinas refinadas. Si tienes algo más de tiempo, una rebanada de pan de centeno con aguacate y semillas es una opción completa, mientras que para un snack rápido va genial un poco de queso fresco desnatado con tomatitos cherry y orégano.
Si tienes ganas de algo dulce pero sin azúcar
Si lo que necesitas es un poco de dulzor, pero no quieres caer en las galletas o bollería, hay alternativas mucho más inteligentes. Un yogur griego natural con canela y nueces es una combinación nutritiva y muy reconfortante. También una manzana con una cucharadita de crema de cacahuete 100% (sin azúcares añadidos) es un tentempié perfecto: sacia, da energía y tiene ese toque dulce que levanta el ánimo. Otra opción que uso a menudo es un batido rápido con leche vegetal, plátano y cacao puro: ideal para calmar el hambre de la tarde sin sentirte pesada.
Qué llevo conmigo para no arriesgar fuera de casa
Para quienes están fuera de casa, hay soluciones prácticas y seguras que se pueden llevar fácilmente en el bolso. Un mini hummus con crackers integrales, un pequeño sobre de fruta deshidratada sin azúcar añadido, o barritas hechas solo con frutos secos y semillas. Si prefieres lo salado, también una lata pequeña de atún al natural o unos mejillones en escabeche suave pueden resolver el momento crítico con sabor y sin consecuencias negativas.
Los snacks “light” que en realidad no ayudan
Cuidado con esos falsos tentempiés “ligeros” que parecen inofensivos pero que no sacian de verdad. Las barritas hipocalóricas con edulcorantes, los yogures aromatizados, los zumos industriales o las tortitas de arroz a menudo hacen más daño que bien: provocan un pico de azúcar y luego dejan más hambre que antes. Si un snack te hace volver a tener hambre a la media hora, no es una buena elección.
Un tentempié equilibrado no es un error, es una ayuda. Ayuda a no llegar muerta de hambre a la comida, a mantener la energía estable y a no caer en tentaciones peores. Lo importante es elegir con cabeza y con gusto, sin prisas, sin culpas y sin sacrificios innecesarios. Y cuando das con ese snack que te nutre y te hace sentir bien, lo notas enseguida: no te pesa, te acompaña.