Una sopa caliente, sencilla y económica, perfecta para reconfortarse o mimarse en un mal día. Arguiñano la ha hecho famosa añadiendo un detalle que marca la diferencia.

La porrusalda es uno de esos platos que huelen a hogar y a infancia. El chef español Karlos Arguiñano, muy querido en la televisión española, contó que esta sopa era el plato que su madre le preparaba cuando volvía tarde por la noche, quizá tras una salida un poco “movida”. Es un plato que calienta, restaura y consuela, nacido como receta humilde —a base de puerros, patatas y zanahorias— pero que puede convertirse en algo especial gracias a un pequeño truco: añadir bacalao salteado con ajo y guindilla, tal y como le gusta a él.
En esta versión revisada y simplificada, la porrusalda se mantiene fiel a su espíritu original, pero se vuelve más ligera, fácil de preparar y adecuada incluso para quienes tienen poco tiempo o un presupuesto limitado. El resultado es una sopa que puedes preparar con pocos ingredientes, pero que parece salida de la cocina de un chef.
La sopa que te devuelve la energía, con ingredientes sencillos y auténticos
No hace falta mucho para conseguir un plato que sepa a hogar y a cuidado: solo tres verduras, una cocción lenta y una idea ingeniosa para convertirla en un plato completo. Con pocos pasos y un toque de bacalao recién salteado, esta sopa humilde se convierte en una delicia con un equilibrio perfecto entre ligereza y sabor. Es ideal para quien busca una comida caliente y nutritiva sin sentirse pesado, o para quien quiere llevar un poco de cocina española auténtica a la mesa, sin complicaciones.

Ingredientes
(para 4 porciones)
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2 puerros (solo la parte blanca)
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1 zanahoria grande
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3 patatas medianas
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300 g de lomo de bacalao (fresco o congelado)
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1 diente de ajo
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1 pizca de guindilla (opcional)
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2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
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Sal al gusto
Preparación
Lava y corta los puerros en rodajas finas. Pela la zanahoria y las patatas, y córtalas en cubos pequeños.
En una olla grande, sofríe los puerros y la zanahoria con una cucharada de aceite a fuego bajo durante 5 minutos, removiendo.
Añade las patatas, remueve de nuevo y cubre con agua fría, hasta que sobrepase las verduras unos 5 cm. Ajusta la sal.
Lleva a ebullición, luego baja el fuego y cocina con tapa durante unos 30 minutos, hasta que las verduras estén tiernas.
Mientras tanto, corta el bacalao en cubos. En una sartén con un chorrito de aceite, dora el ajo picado y (si lo deseas) una pizca de guindilla.
Agrega el bacalao y saltéalo durante 1-2 minutos, añadiendo una pizca de sal.
Sirve la sopa caliente en cuencos y añade los cubitos de bacalao por encima. Termina con un chorrito de aceite en crudo. Sirve inmediatamente.
Consejos y variantes
Puedes usar bacalao congelado ya cortado, descongelándolo previamente en el frigorífico. Si prefieres una textura más cremosa, puedes triturar la mitad de las verduras al final de la cocción antes de añadir el pescado. La versión original no lleva pescado: también puedes servirla sola como primer plato depurativo. Para un toque más aromático, añade una ramita de perejil o una hoja de laurel durante la cocción (y retírala antes de servir).
Errores a evitar
No cortes los puerros demasiado gruesos: deben ablandarse y casi deshacerse en la sopa. No cocines demasiado el bacalao: con dos minutos basta, de lo contrario se seca. Si usas pescado congelado, sécalo bien antes de cocinarlo. Y no añadas demasiada sal al principio: es mejor ajustar al final para no alterar el equilibrio delicado del caldo.
Calorías (estimadas por porción)
Aproximadamente 220-250 kcal, con buen equilibrio entre carbohidratos complejos, proteínas ligeras y fibra.