Verduras, legumbres y pescado magro: sobre el papel parecen perfectos para perder peso, deshincharse y comer sano. Pero lo que pocos saben es que la forma de cocinarlos puede cambiarlo todo.
No solo el sabor o la textura, sino también la sensación de saciedad, el índice glucémico, la digestibilidad y la cantidad real de nutrientes que absorbes.
Comer alimentos ligeros preparados de forma incorrecta puede hacer que tengas más hambre, te sientas pesado o incluso hinchado. Por eso, si te estás esforzando por comer bien pero no ves resultados, quizá el problema no esté en lo que eliges, sino en cómo lo cocinas.
Empecemos por las verduras. Los calabacines, si se cocinan demasiado, se vuelven blandos y aguados: así sacian menos y suelen ir acompañados de más aliño del necesario. Lo mejor es cocerlos al vapor o saltearlos brevemente para mantener su textura y beneficios. Lo mismo ocurre con el brócoli y la coliflor: si los hierves demasiado, no solo pierden vitaminas, sino que pueden resultar pesados de digerir. ¿La mejor técnica? Cocción rápida al vapor o un ligero horneado.
Las berenjenas a menudo se subestiman: crudas absorben mucho aceite, pero si las dejas con sal durante 30 minutos antes de cocinarlas, se vuelven mucho más ligeras. Las zanahorias, por su parte, tienen un índice glucémico bajo en crudo, pero al cocinarlas mucho tiempo este se eleva considerablemente. Una vez más, el secreto está en cocinarlas al vapor o al horno, evitando hervirlas demasiado.
Con las espinacas hay que tener cuidado: cuanto más tiempo se cocinen, más hierro y minerales se pierden. Basta con unos minutos en la sartén con un chorrito de aceite.
En cuanto a las legumbres, la hinchazón tras comer garbanzos o alubias no es culpa de ellos, sino de cómo se preparan. Deben dejarse en remojo al menos 12 horas con una pizca de bicarbonato: así resultan mucho más digestivas y ligeras. Las batatas, muy valoradas por sus propiedades, esconden una trampa: cuanto más tiempo se cocinan, más sube su índice glucémico. Lo ideal es hornearlas con piel o cocerlas al vapor, pero sin pasarse con el tiempo.
Por último, el pescado magro es una de las mejores fuentes de proteína para quienes quieren perder peso, pero si se fríe o se cocina en exceso pierde gran parte de sus ventajas. Cocinarlo al vapor o en papillote es la forma más eficaz de preservar su sabor, ligereza y valor nutricional. Los champiñones, que a menudo se preparan como guarnición, también deberían saltearse siempre: nunca hervidos, ya que se vuelven esponjosos y pierden la mayor parte de su potencial.
Comer bien no significa solo elegir alimentos saludables, sino también saber cómo cocinarlos. Un error en la cocción puede transformar un plato sano en uno que te deja hinchado, pesado o hambriento a las dos horas.
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