Entre las dolencias más comunes en nuestra sociedad se encuentra la dificultad para digerir los alimentos: aquí te contamos el nombre del trastorno que la provoca y cómo solucionar el problema.

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Digestión lenta y estrés: la conexión explicada
Muchas personas experimentan dificultades digestivas debido al estrés o al nerviosismo, debido a que el sistema gastrointestinal está estrechamente conectado al cerebro y sus órganos regulan los procesos digestivos según las señales hormonales liberadas por el sistema nervioso. En situaciones de calma, la digestión se produce sin problemas, pero la ansiedad, el miedo y la agitación pueden ralentizar el proceso, provocando la liberación de hormonas del estrés y causando los síntomas típicos de la dispepsia nerviosa

La complejidad de esta relación se ve amplificada por la secreción hormonal intestinal y el vínculo entre la flora bacteriana, el sistema inmunitario y el estrés. En la práctica, la ansiedad y el estrés pueden aumentar la motilidad intestinal, causando irritación, inflamación de las mucosas y, potencialmente, síndrome del intestino irritable. Este trastorno se denomina dispepsia nerviosa y se caracteriza por una serie de síntomas, entre ellos:
Náuseas
Errosis
Flatulencia
Escalofríos y temblores
Aumento del número de deposiciones
Aumento de la micción
Saciedad precoz
Tiros musculares
Pérdida de apetito
Si padece dispepsia nerviosa, existen diversas estrategias para aliviar sus síntomas, desde enfoques farmacológicos hasta métodos más naturales: desde fármacos procinéticos para acelerar el vaciamiento gástrico hasta medicamentos para controlar el estado de ánimo. Además de los medicamentos, los remedios naturales desempeñan un papel fundamental, destinados a controlar el estrés y la ansiedad, así como a mejorar la nutrición.
Puedes realizar terapia psicológica para aprender a manejar el estrés, practicar meditación y respiración diafragmática para controlar la ansiedad y reducir el reflujo ácido. No olvides la importancia de la actividad física regular, que libera endorfinas y serotonina, lo que promueve el bienestar general. En cuanto a la nutrición, se recomienda comer cinco comidas pequeñas y frecuentes, masticar bien y limitar el consumo de cafeína.
Dado el ritmo de vida actual, es fundamental realizar cambios en el estilo de vida y, de ser necesario, consultar con un especialista. Con frecuencia se recomienda tomar suplementos de bacterias lácticas vivas, como los probióticos, dada la relación entre los cambios en la flora bacteriana intestinal y los trastornos mentales.