El verano, en particular, es cuando surgen las ganas de emprender una ruta de senderismo, una experiencia que se puede disfrutar todo el año pero que requiere unos puntos fijos.

Una caminata o un paseo en bicicleta requieren una preparación cuidadosa, especialmente en lo que respecta a la mochila. La ligereza es clave, ya que llevar demasiado peso puede afectar negativamente la experiencia.
Esencial para la supervivencia y la comodidad en camino
Un botiquín de primeros auxilios es esencial, especialmente en zonas remotas, y debe incluir aguja, hilo, una navaja suiza y una linterna frontal para orientarse en la oscuridad o en espacios compartidos. Un silbato ligero es útil para llamar la atención en caso de emergencia.
Las aplicaciones de navegación son una ayuda valiosa, pero la duración de la batería del smartphone es limitada. Por lo tanto, se recomienda llevar un móvil antiguo de 10 € con batería de larga duración y una tarjeta SIM activa: pesa poco y puede ser un salvavidas en caso de emergencia.
El cuidado de los pies es prioritario para evitar ampollas y callosidades. Los expertos recomiendan aplicar cremas específicas en las zonas de riesgo antes de salir y tener a mano un raspador y crema (o árnica). La cinta adhesiva es un aliado valioso para las reparaciones temporales.

Las pinzas para la ropa, quizás con una cuerda, son muy útiles para colgar ropa mojada o secar toallas en la mochila. Un pañuelo (o buff) es versátil para protegerse del sol o del polvo, mientras que para salidas nocturnas o excursiones por la ciudad, una mochila ligera y plegable elimina la necesidad de una mochila principal.
La nutrición durante el ciclismo es crucial. Además de disfrutar de las especialidades locales, conviene llevar provisiones para los momentos de aislamiento: dientes de ajo, sobres individuales de aceite y sopas liofilizadas pueden salvar una comida. Para los amantes del café o del desayuno, las bolsitas de té, el café instantáneo y la avena son ideales cuando los recursos son limitados. Las barritas energéticas y los frutos secos son esenciales para mantener la energía. Llevar tu propio vaso o taza, aunque no es imprescindible, aporta un toque de comodidad. Los ciclistas deberían incluir cámaras de aire, una bomba y un eslabón de cadena en su equipo. Los cubrezapatillas impermeables y los maillots técnicos son esenciales en caso de lluvia y para una mayor comodidad.
La mochila es el «hogar» del senderista y debe elegirse con cuidado. Para la Vía Francígena, por ejemplo, se recomienda una mochila de senderismo con espalda ajustable, bolsillos laterales y un abrevadero, además de una buena funda impermeable. La capacidad varía según la duración de la caminata: 35-39 litros para un día, 40-60 litros para varios días sin tienda de campaña, 60-100 litros para caminatas más largas con tienda de campaña y saco de dormir. El peso de la mochila no debe superar el 15-20 % del peso corporal, y los objetos pesados deben colocarse en alto o en el centro, evitando el contacto con la espalda.
Un consejo valioso: si es posible, planifica siempre “un día más” en tu mochila para disfrutar con más tranquilidad de las sorpresas del viaje.