Sandía el 15 de agosto: ¿Es malo comer demasiada?

Durante el verano, y especialmente a mediados de agosto, la sandía es un ingrediente esencial para los calurosos días de verano. Pero ¿cuánta se puede comer? Una nutricionista lo explica.

mujer comiendo sandía en la playa
Sandía el 15 de agosto: ¿Es malo comer demasiada? dieta.com

La sandía, también conocida como agua, es una fruta de verano jugosa y refrescante compuesta por más del 90% de agua, lo que ayuda a hidratar y es fuente de vitaminas y minerales.

Sandía: ¿Es perjudicial comerla en exceso? El experto responde

La nutricionista Simona Santini ha dedicado una entrada de blog a fondo sobre cómo y cuánto comer sandía en verano. Esto se debe a que se suele consumir en grandes cantidades, y es importante saber cuánta y cuándo es mejor comerla.

Según el Dr. Santini, aún existe mucha confusión sobre la sandía y su consumo durante el verano. Por un lado, hay quienes la consumen como si fuera agua, y por otro, quienes se preguntan si es seguro incluirla en su dieta y en qué cantidad, por temor al exceso de azúcar.

amigos comiendo sandía en la playa
Sandía: ¿Es perjudicial comerla en exceso? El experto responde – dieta.com

La sandía es una fruta de verano con extraordinarias propiedades nutricionales, a menudo subestimadas o malinterpretadas: con tan solo 16 kcal por 100 g, está compuesta en un 95,3 % de agua, con un mínimo de azúcar (3,7 g), proteínas (0,4 g) y una ausencia total de grasa. Si bien su índice glucémico es relativamente alto debido a su bajo contenido en fibra, su carga glucémica es muy baja gracias a su bajo contenido total de carbohidratos. Esto significa que la sandía puede incluirse sin problemas en una dieta equilibrada, siempre que se consuma con moderación; una porción de 150 g es ideal.

Además de su poder hidratante, su alto contenido en agua y potasio le confiere a la sandía potentes propiedades diuréticas, útiles para la retención de líquidos y la celulitis, y beneficiosas para la cistitis. También contiene fósforo, esencial para los huesos y los dientes, y magnesio, esencial para la transmisión nerviosa, la frecuencia cardíaca y la contracción muscular.

La sandía también es una fuente inagotable de antioxidantes: betacaroteno, precursor de la vitamina A, y licopeno (también presente en los tomates), conocido por combatir los radicales libres. La presencia de citrulina, un aminoácido, contribuye a la salud cardiovascular al ayudar a reducir la presión arterial.

Para un consumo óptimo, la sandía se disfruta mejor como refrigerio que después de una comida, especialmente si es rica en proteínas, ya que su alto contenido de agua puede ralentizar la digestión. Se puede combinar con yogur o frutos secos para un refrigerio más completo, o usarla en jugos, batidos e incluso en ensaladas ligeras con pepino, cebolla y queso feta para un toque refrescante.

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