Cultivar romero en casa es una experiencia gratificante y, sobre todo, sencilla, ligada a una de las plantas aromáticas más versátiles y apreciadas desde la antigüedad.
Ya sea en una maceta en el balcón o en un rincón del jardín, esta planta perenne arbustiva, símbolo de buena suerte y considerada portadora de virtudes mágicas, es una aliada preciosa en cada hogar, ofreciendo una infinidad de beneficios.
Para que el romero crezca de la mejor manera, elija una exposición al sol, idealmente al sur, ya que ama intensamente la luz, el calor y el aire. El suelo ideal debe ser seco, ligero, permeable, preferiblemente alcalino y enriquecido con abono orgánico. Es fundamental asegurar un buen drenaje, especialmente durante el trasplante primaveral.
Si opta por la variedad postrada, más rústica y estéticamente agradable, un suelo suelto y arenoso será perfecto, siempre que reciba abundante luz solar. El riego debe ser constante y diario cuando la planta es joven; posteriormente, el romero es resistente a la sequía, pero es crucial evitar los encharcamientos, que pueden ser fatales.
Durante el invierno, es aconsejable proteger las plantas con telas. Para multiplicar el romero, el esqueje es un método eficaz: basta con cortar una ramita de unos 10 cm, eliminar las hojas inferiores y colocarla en una maceta con arena y tierra a partes iguales. En primavera, la nueva planta estará lista para una maceta más grande. La recolección es sencilla: se cortan las ramas más altas con tijeras afiladas, haciendo un corte limpio para no dañar la planta.
El romero no es solo una delicia culinaria, sino también una verdadera planta medicinal con extraordinarias propiedades beneficiosas. Rico en aceites esenciales, es conocido por favorecer la digestión y apoyar el sistema gastrointestinal. Pero sus usos van mucho más allá de la cocina, donde es un aliado insustituible para aromatizar asados, pescados, verduras e incluso risottos. Tener romero fresco siempre disponible en casa garantiza un producto genuino y de calidad superior al comprado.
Además del uso culinario, el romero es un excelente repelente natural contra insectos y mosquitos, y puede mantener alejadas a las polillas de los armarios, dejando un agradable aroma. En el campo del cuidado personal, es un aliado precioso: una infusión de romero puede ayudar a oscurecer las canas, mientras que el aceite esencial, añadido al agua del baño, estimula la circulación sanguínea y actúa como tonificante.
Para el cabello, el aceite esencial de romero lo deja brillante y fuerte, regulando la secreción sebácea y estimulando el crecimiento. Sus propiedades desinfectantes y cicatrizantes lo hacen útil para la limpieza de heridas superficiales, e incluso parece que puede contribuir a mantener la piel joven, como sugiere la leyenda del agua de la Reina de Hungría. Finalmente, el romero es célebre como «la planta del recuerdo», capaz de fortalecer la memoria y mejorar la lucidez mental, además de reducir el estrés y la ansiedad. Y eso no es todo: una decocción de romero es un excelente limpiador natural para el hogar, particularmente eficaz para el baño y para eliminar los olores a sudor de la ropa.
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