Pasta con crema de pimientos: el plato más replicado en las redes sociales

El olor dulce del pimiento asado abre paso desde la cocina hasta el salón. En una tarde de domingo, suena la batidora en un piso de Madrid mientras alguien, móvil en mano, graba el momento en que la salsa roja y brillante abraza unos rigatoni. En TikTok e Instagram, ese giro cremoso dura diez segundos y engancha. Pero fuera de la pantalla, la gracia está en lo sencillo: pimientos, pasta y calor paciente.

Por qué arrasa en redes

La pasta con crema de pimientos combina tres claves que el algoritmo adora: color, textura y resultado rápido. Es un plato de coste ajustado y muy versátil, que admite proteína, se prepara en menos de media hora y luce siempre bien. Además, los pimientos rojos están disponibles todo el año en España —el país es productor destacado, según el Ministerio de Agricultura—, y son tan fotogénicos como agradecidos. En lo nutricional, no es puro postureo: los rojos aportan mucha vitamina C, incluso más que los cítricos, de acuerdo con la Fundación Española de Nutrición.

Cómo lograr una crema sedosa

La base es sencilla. Asa los pimientos rojos a 220 °C hasta que la piel se abombe y se ennegrezca ligeramente. Mételos en una bolsa o tápalos para que suden; se pelarán mejor. Sofríe en aceite de oliva un diente de ajo y media cebolla, añade los pimientos pelados, una pizca de sal y una guindilla si te gusta el punto picante. Tritura con un chorrito de caldo o agua de cocción de la pasta hasta lograr una crema sedosa. Si buscas más cuerpo, incorpora una cucharada de queso crema, ricotta o leche evaporada. Para veganos, anacardos hidratados y triturados dan el espesor perfecto.

Mientras tanto, cuece la pasta corta (penne, rigatoni, fusilli) y guarda una taza del agua. Al mezclar en la sartén, añade esa agua poco a poco y remueve enérgicamente: el almidón del agua de cocción es tu aliado para una salsa elástica que se adhiera a cada surco.

Variaciones con acento local

En Barcelona, más de uno le suma unas tiras de jamón salteado que crujen al final. En Ciudad de México, asan los pimientos directo al comal y aromatizan con comino y cilantro. En Valencia, el toque ahumado llega con pimentón de la Vera. Ideas prácticas: Un puñado de almendras tostadas y trituradas aporta textura. Atún en conserva o sardinas para una versión de despensa. Para un sabor profundo, asa también un tomate maduro junto a los pimientos. Si solo tienes pimientos verdes, equilibra con cebolla caramelizada ligera y un toque de vinagre.

Pequeños trucos que marcan la diferencia

No te saltes el reposo tras el asado: pelarás sin esfuerzo y evitarás amargor. Ajusta la acidez con una cucharadita de vinagre de Jerez o limón al final. Termina con aceite de oliva crudo y pimienta recién molida; el frescor levanta la salsa. Para recalentar, hazlo suave y añade un chorrito de agua; la crema revive enseguida.

Quizá nació para brillar en vertical, pero su lugar está en la mesa. Ese momento en que la cuchara raspa la última gota de rojo del plato —sin cámaras, sin filtros— explica mejor que cualquier vídeo por qué esta pasta se ha hecho viral. Porque calienta, porque reconcilia, porque sabe a casa.

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