La bechamel es una salsa deliciosa que ha aportado sabor a croquetas y lasañas. Te enseñamos a acabar con los molestos grumos
Ha llegado la Navidad y, como ya hemos dicho infinidad de veces, esta no es solo una época para estar con la familia, sino también para hacer gala de nuestras mejores habilidades culinarias, para sorprender a los nuestros con un plato que no han probado hasta ese momento, probablemente el mejor que han probado en lo que va de año. Si quieres dártelas de chef con varias estrellas Michelín es posible que hayas considerado a la bechamel como una de tus aliadas. Esto es lo que debes hacer para librarte de los grumos de sus superficie.
Harina, mantequilla, sal, leche y nuez moscada deberían constituir los ingredientes estrella de una buena bechamel y la ciencia culinaria dicta que, si las cantidades son adecuadas, no deberían formarse grumos. Las cantidades recomendadas oscilan sobre los 80 gramos de harina y mantequilla y en torno a los 600 y 800 ml de leche. De esta manera, la textura resultante al acabar la mezcla debería ser casi completamente líquida, sin grumos.
Uno de los secretos de la bechamel reside precisamente en el roux, un término francés que se usa para referirnos al proceso de mezclar la harina con la mantequilla de forma que parezcan una sola. Para ello se debe derretir la mantequilla en la sartén al tiempo que se añade la harina. Este proceso debe hacerse con mimo y muy despacio, haciendo que se disuelvan los grumos antes de que la mantequilla se haya fundido por completo. También resulta conveniente tamizar la harina con la ayuda de un tamizador o un colador pequeño para que caiga de forma más suelta y no se apelmace. La acumulación de muchos gramos en un mismo punto es la que posteriormente termina forman los grumos tan molestos.
La varilla
Una de las mejores formas de deshacerse de los grumos es la conocida técnica de la varilla. Esta consiste nada más y nada menos que en introducir una varilla de plástico en la mezcla y remover concienzudamente hasta que se haya disuelto del todo. Es mucho más recomendable emplear una varilla que una cuchara, una espátula o una paleta pues permite una velocidad de movimiento mucho mayor.
Finalmente, recomendamos remover la salsa sin parar, prestando especial atención a cualquier movimiento hasta que acabemos el proceso. No debemos distraernos o, de lo contario, los grumos aparecerán.
