Madrugar en invierno: las verdaderas razones que lo hacen tan díficil

Levantarse en los meses invernales es algo que por lo general nos cuesta mucho más a todos que en verano. Aquí te contamos por qué sucede.

Salir de la cama en invierno no es misión fácil. Al menos no para la inmensa mayoría de la población. En los meses invernales nos cuesta mucho más levantarnos que en los de verano. Un comportamiento que ha sido estudiado por la revista Frontiers in Neuroscience.

Madrugar cuesta más en invierno
Madrugar en invierno generalmente nos cuesta más por factores como la luz y el frío. dieta.com

En los meses de invierno, que son más fríos y oscuros, el cuerpo parece querer dormir más horas que en verano, donde la temperatura es más agradable y hay mucha más luz. Cuando suena la alarma en invierno nos cuesta más comenzar el día en invierno que en verano a pesar de que hayamos dormido las mismas horas. Según un estudio publicado en la revista Frontiers in Neuroscience, sí se duerme más en invierno, pero no es una diferencia suficientemente significativa.  En el estudio, que se midió y analizó el sueño de los participantes en la investigación, sí que se observa que en invierno cuando dormimos pasamos más horas en la fase REM del sueño que en verano.

En una línea similar a lo anterior se expresa María José Martínez Madrid, coordinadora del grupo Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño. «La necesidad de dormir es la misma en invierno que en verano, solo que en invierno tenemos más oportunidad”, señala la especialista. La oscuridad, el frío e incluso factores culturales (se sale más en verano que en invierno) hacen que se tienda a dormir algo más en invierno que en verano. En cualquier caso la especialista aclara que «en general, los españoles tenemos un déficit de sueño. Estamos por debajo de las seis horas y media, mientras que deberíamos dormir entre siete y nueve horas”, señala.

La falta de luz y la temperatura, claves

La falta de luz y la temperatura son claves en el sueño de los animales por lo que cabría pensar que también lo son en los humanos. Así lo reconoce Martínez Madrid. “Cuando no hay sol se fomenta es el aumento de la melatonina, la hormona del sueño en humanos”, aclara. Un hecho que a su vez influiría en los problemas a la hora de despertarse en invierno, cuando hay menos luz.

Madrugar cuesta más en invierno
Levantarse de la cama cuesta más en invierno. dieta.com

En cambio, en lo relativo a la temperatura, Marco Gallio, profesor asociado de Neurobiología en la Universidad Northwestern, le resta importancia dado que los humanos no estamos tan expuestos a los rigores ambientes ya que dormimos en espacios cerrados y con ropa. De ahí que madrugar en las mañanas invernales, o tener problemas para ello mejor dicho, tenga más que ver con la falta de luz que con la temperatura.

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