Son muchas las personas que siempre padecen esa sensación tan desagradable de tener las manos y los pies fríos y no saben por qué
Seguro que tenemos a ese familiar o esa amistad que siempre tiene los pies y las manos frías, o bien somos nosotros quienes padecemos esta sensación tan sumamente horrible. Pese a que nos abriguemos y nos coloquemos los mejores guantes y calcetines del mercado esa sensación no termina de desaparecer de nuestras manos y pies.
Hay diferentes motivos por los que se produce este fenómeno y seguro que alguno de ellos te va a sorprender por lo poco relacionado que a priori parece. La ausencia de movilidad es uno de ellos y viene provocado por la poca actividad muscular que hace que la sangre no circule de una manera correcta y dinámica lo que hace que baje la temperatura corporal. Por eso hay personas que notan como sus pies de vuelven hielo a la hora de dormir.
En ese sentido, la mala circulación por tanto es otra de las razones que hacen que tengamos nuestras extremidades frías. Cuando el corazón bombea sangre, tanto las manos como los pies son las últimas en recibir este bombeo, si se padece alguna patología que haga que la circulación no sea todo lo fluida que necesitamos, el enfriamiento de manos y pies es la consecuencia que se padece. Incluso podemos sufrir vasoconstricción, algo que hará que el riego sanguíneo sea menor en su paso por venas y arterias.
Las causas de tener los pies fríos
En mujeres, los trastornos hormonales propiciado por situaciones como la menopausia, la menstruación o el embarazo también hacen que afloren problemas circulatorios. Para evitar este ‘síndrome’ de tener siempre las manos y los pies fríos se pueden optar por diversas recomendaciones que ayudaran a padecerlo. Dedícale un periodo del día a realizar caminatas por el parque. De esta manera el movimiento estimulará la circulación por las venas.
Evitar la ropa que provoque humedad, sobre todo en el caso de los pies es muy importante. Tanto los calcetines como los zapatos o zapatillas de deportes tienen que ser transpirables y evitar la sudoración que lleva a la humedad.
Tener en nuestra dieta una alimentación donde se potencie la buena circulación también es fundamental. Hay determinados alimentos que nos ayudan en esta tarea y que por lo tanto los tenemos que incluir en nuestro menú: son todos aquellos que contienen fibra, frutas y cereales.
La circulación de la sangre también se consigue a través de la estimulación que propicia el agua fría. A través de ella y de la aplicación de geles de frío se puede conseguir una circulación favorable y que tenga un buen recorrido.
