Comer frutas y verduras en fundamental en una buena alimentación, no obstante algunas variedades deben ser evitadas en invierno.
El invierno está a la vuelta de la esquina y con él la época más fría del año. Una época en la que es fundamental cuidarse, abrigarse y alimentarse de la forma más adecuada posible. La falta de vitaminas y minerales puede provocarnos un buen catarro, de ahí la importancia de una buena alimentación. En estos casos las frutas y las verduras son nuestras mejores aliadas, pero cuidado, no todas son aptas para esta fría estación.
Somos lo que comemos y eso se aplica a todos los aspectos físicos y mentales de nuestro cuerpo. Si te sientes más cansado, apático o sin energía, es que probablemente no te estés alimentando correctamente. De ahí la importancia de aprender a comer bien y de manera equilibrada. Gemma Hortet, dietista y experta en nutrición, confesó a la revista digital ‘Telva’ algunos trucos para mejorar nuestra dieta.
El motivo por el que hay que consumir frutas de temporada y las que debemos evitar en invierno
Entre sus recomendaciones, la experta Hortet asegura que es muy importante ingerir productos de temporada, ya sean frutas o verduras. Todos sabemos que son una fuente de vitaminas y minerales, esto no es nada nuevo, pero sí lo es su efectividad en nosotros. Tomar determinadas frutas en invierno como el tomate pueden enfriarnos y debilitarnos según la dietista.
Estamos acostumbrados a acudir al supermercado y disponer de todo tipo de alimentos. La agricultura intensiva y los invernaderos nos han permitido gozar de este enorme privilegio, que a veces puede volverse en nuestra contra. En invierno lo más aconsejable es tomar alimentos calientes que nos protejan de las bajas temperaturas y de los catarros. Como es el caso de las verduras al wok, o en caldos y purés.
Hortet recomienda además incluir hierbas aromáticas que nos ayuden a fortalecer nuestro organismo. Por ejemplo el tomillo, el romero o la canela, que son «antibióticos naturales» para nuestro cuerpo.
Por otro lado, nuestra rutina diaria y trabajo, dice Hortet, determinan también la dieta que debemos realizar. Pues no necesita la misma energía una persona que está sentada en la silla, que otra que está sus ocho o nueve horas de pie y realizando trabajos de fuerza. En el primer caso ese trabajador necesitaría una alimentación rica en omega-3 , para «optimizar su cerebro», mientras que la segunda necesitaría una dieta rica en proteínas e hidratos de carbono, para tener suficiente fuerza y energía.