Los postres y la Navidad están íntimamente relacionados. este es el postre navideño más típico con mayor número de beneficios
Seguro que cuando pensamos en Navidad, una de las primeras cinco cosas que acuden a nuestra mente son los postres. Puede que se encuentren justo detrás de los abetos, las luces, Papá Noel, la familia o la nieve, pero siempre tendrán un sitio privilegiado dentro del folclore navideño. Algunos adornan las casas como parte de la decoración navideña, otras marcas especializadas en turrones y mazapanes solo asoman la cabeza cuando llega diciembre. Y, a veces los tenemos tan cerca y durante tanto tiempo del año que nos olvidamos que se trata de un dulce típico de esta época.
Nos estamos refiriendo al arroz con leche, que se puede encontrar en cualquier época del año en la sección de congelados del supermercado. Aunque hay que tener siempre en cuenta que se trata de un dulce rico en azúcares y que, por tanto, conviene limitar su consumo, estos son algunos de los principales beneficios que puede tener sobre nuestra salud.
En primer lugar, el arroz con leche, al igual que todos los lácteos, es una indiscutible fuente de calcio, que fortalece los huesos y aumenta la densidad ósea de estos, ayudando a prevenir fracturas o lesiones en el caso de los deportistas y previniendo la aparición de enfermedades a largo plazo como la osteoporosis, el reumatismo y la artritis.
Además, el arroz con leche contiene en su composición una gran cantidad de antioxidantes, ideales para los deportistas por su capacidad de regeneración del tejido muscular que ayuda a prevenir lesiones y evita sufrir desgarros. Asimismo, también retrasa la aparición de los signos de la edad como las canas o las arrugas, manteniendo la tersura y la lozanía de la piel y ayudándonos a mostrar, en líneas generales, una mejor apariencia física.
La salud mental
Quizá lo más sorprendente de todo sea la gran influencia que el arroz con leche juega en nuestra salud mental. El azúcar es uno de los placebos más potentes que existen al estar asociado normalmente a placeres culpables. Por tanto, consumir azúcar lleva aparejado consigo sensaciones como tranquilidad o incluso felicidad.
Por tanto, comer azúcar nos hace más felices y levanta nuestro ánimo, por lo que el cerebro acelera la producción de serotonina y detiene el funcionamiento del cortisol, la hormona encargada de generar respuestas incompatibles con la alegría, como el estrés o la ansiedad.
