Los tatuajes no son solo una moda con la que lucir tu cuerpo. Te enseñamos cómo pueden repercutir en tu salud mental
Todos conocemos a ese amigo que tiene la piel cubierta por decenas de tatuajes, que ha tenido que hacer añicos varios cerditos para poder costearse la afición de inundarse los brazos y las piernas de tinta. Otros son más discretos y cuentan con un puñado de tatuajes en lugares poco visibles como las muñecas o los tobillos. Otras personas, en cambio, tan solo tienen uno, pero muy significativo de lo que son o desean ser.
Hace años que el negocio de los tatuadores se convirtió en un verdadero arte. Jóvenes que antes se ganaban la vida vendiendo sus dibujos y rezando a todos los dioses que conocían para que estos acabaran ilustrando algún libro o revista han encontrado ahora una ventana idónea para dar rienda suelta a su creatividad y ganarse el pan al mismo tiempo.
Las cuentas de tatuadores se suceden diariamente en las redes sociales y cada vez son más las personas que dedican parte de sus ahorros a inmortalizar algún tipo de recuerdo en su piel. Y es que la psicología ha revelado que hacernos un tatuaje puede influir positivamente sobre nuestro estado de salud mental. Te lo contamos.
La explicación más significativa es al mismo tiempo la más elemental. La mayoría de personas que deciden tatuarse lo hacen por una razón arraigada en sus propias creencias, que tiene un significado particular muy especial, tal vez un recuerdo del pasado tan poderoso que merece la pena grabarlo con tinta indeleble hasta el día de nuestra muerte o la necesidad de rendir homenaje a un familiar que ya no está con ellos. Además, el proceso de tatuarse aumenta la autoestima al requerir de aceptación para poder portarlo.
El balón de autoestima
Tatuarse implica hacer gala de una seguridad en nosotros mismos muy sólida o, al menos, de la certeza de que nuestro cuerpo lucirá mejor cubierto de dibujos. Es por so que tatuarse, junto a la práctica deportiva regular y una buena alimentación, pueden contribuir a afianzar la autoestima.
Además, tatuarse también está relacionado con un sentimiento de pertenencia. Al llevar un recuerdo con nosotros toda la vida, nos comprometemos a no olvidarlo nunca, a aferrarnos a él hasta el final, lo que para muchas personas puede funcionar como una razón para seguir luchando y no decaer.
